El consumo de la vainilla natural hace al cuerpo generar sustancias como la adrenalina, y por ese motivo se considera adictiva.
Cuando las primeras plantas de vainilla fueron exportadas desde México a otros climas se descubrió que la única abeja que podía polinizar las flores de la vainilla se encontraba en México.
Los intentos de desplazar también esa abeja a otros países fracasaron y no pudo extenderse su cultivo hasta que un joven eslavo descubrió un método artificial de polinización, que hizo a México perder el monopolio de la vainilla.