Trufa de invierno y trufa de verano: similitudes y diferencias

¿Estás familiarizado con el consumo de trufa? En ese caso seguro que valoras enormemente este exquisito producto. Ahora bien, ¿eres capaz de diferenciar la trufa de invierno de la trufa de verano? Si no es así, no te preocupes: muchas personas son incapaces de hacerlo. Ambas son negras y rugosas, y crecen en las raíces de los árboles mediterráneos. Sin embargo, las condiciones ambientales que precisa la trufa invernal son mucho más exigentes. A continuación vamos a proporcionarte las claves para distinguirlas.

 

Cómo distinguir la trufa de invierno y la trufa de verano

Aunque mantienen semejanzas y comparten ciertas características, te conviene saber que la trufa de invierno es más apreciada. Su nombre científico es tuber melanosporum, aunque todo el mundo la conoce como trufa negra de invierno. En cuanto a la de verano, fue bautizada como tuber aestivum. Si te preguntas cómo distinguir la trufa de invierno, estos criterios te permitirán hacerlo.

El precio de la trufa de invierno

La trufa de invierno, como ya adelantamos, es la más deseada. Tanto es así que, si la compras al por mayor, puedes llegar a encontrarla por 800 euros el kilo. Por su parte, la trufa de verano es mucho más accesible, y lo normal es pagar por ella en torno a 60 euros el kilo, también al por mayor.

 

Su apariencia diferenciada

Para distinguirlas por su apariencia, tendrás que ir familiarizándote con ellas a base de práctica. Quizás tu margen de error sea alto al principio, pero poco a poco irás atinando muchísimo más. Externamente comparten una superficie negra y rugosa muy parecida; sin embargo, la de verano muestra formas piramidales mucho más marcadas y pronunciadas. En cuanto al interior, es mucho más revelador respecto al tipo de producto ante el que te encuentres. Estas son las diferencias: La trufa negra o invernal, cuando está madura, muestra en su zona interna un color negro violáceo salpicado de vetas blancas.

La trufa de verano se distingue por su color marrón claro, que recuerda al de las avellanas. Cuando está madura, también muestra vetas blancas.

 

Procedencia y localización

La trufa negra escasea, pues requiere de unas condiciones mucho más exigentes y limitadas. ¿Sabías que la provincia de Teruel encabeza su producción mundial? En general, la trufa estival presenta procedencias más variadas y está disponible en muchos más lugares de la Península Ibérica. Así pues, si una partida de trufas procede del entorno turolense, estás ante un buen indici de que podría ser trufa de invierno. ¡Tenlo presente!

 

Época del año

Aunque ambas trufas se desarrollan junto a las raíces de los árboles mediterráneos, están accesibles en diferentes temporadas, como su propia denominación sugiere. Repasemos cada caso: La trufa negra o de invierno solo está disponible de mediados de noviembre a mediados de marzo. Si la compras en conserva o congelada, no obstante, podrás obtenerla en otras fechas… Pero, claro está, su intensidad no será tan potente como en el caso de degustarla fresca.

La trufa de verano, por su parte, es habitual entre mayo y septiembre. Es especialmente prolífica a principios de julio, por lo que también se la conoce como trufa de San Juan.

 

Emplazamiento

Cuando se recolectan estos frutos directamente de la naturaleza, un rasgo diferencial y muy característico es la profundidad a la que se encuentran unas y otras. Las invernales son mucho menos visibles. Por eso existen cerdos y perros entrenados específicamente para localizarlas, aunque también existen personas con la capacidad de hallarlas allí donde se encuentren.

 

Características culinarias 

La trufa de verano presenta un nivel de aroma inferior, lo que se aprecia también en su sabor, que resulta menos potente. Además, su textura es más carnosa que la de la trufa negra. Esta última, por su parte, es más cara y posee unas características que la hacen más apetecible, pues combina la suavidad gustativa con unos matices inconfundibles que elevan los sentidos.

 

Condiciones necesarias

Las trufas de invierno suelen medir entre 5 y 15 cm de diámetro. Su crianza se ve enormemente afectada por la lluvia, el calor y otros factores. Se trata de un hongo que, habitualmente, se localiza entre las raíces de los robles y las encinas, en zonas de hasta 1.000 metros de altitud. No necesita mucha agua y, como hemos dicho, suelen situarse a una mayor profundidad.

 

Es hora de probarlas

Degustarlas es imprescindible para poder mejorar en tu capacidad para diferenciar ambas clases de trufa. Para ello, recuerda que existen menús espectaculares que las utilizan de un modo delicioso. Algunos buenos ejemplos son el Txindoki o el Bizkarg1i.

En cualquier caso, en la carta del restaurante Boroa tienes a tu alcance suculentas recetas con estos manjares excepcionales. Tanto la trufa de invierno como la trufa de verano son productos de referencia culinaria internacional que enriquecen las sensaciones de un buen número de platos. Ahora que ya sabes cómo distinguir la trufa de invierno, ¡que aproveche!