el origen de las tapas

 

A casi todos nos encanta tapear. Y con el paso del tiempo esta costumbre se ha convertido en todo un arte, una expresión de nuestra cultura que es sinónimo de buena gastronomía y mejor compañía. ¿Cuándo comenzó esta tradición? No se sabe a ciencia cierta, sobre todo porque lo que hoy en día se entiende como tapa puede ser muy distinto al concepto que se tenía hace cientos de años. No obstante, en la entrada de hoy vamos a intentar poner algo de luz en este asunto y para ello hablaremos de las principales teorías y leyendas que existen sobre el origen de las tapas.

Leyendas sobre el origen de las tapas

Una de las historias más famosas data del siglo XIII. Durante el reinado de Alfonso X el Sabio el monarca tuvo una serie de dolencias que debían ser tratadas con vino. Para evitar los efectos espirituosos de la bebida se decidió a acompañarlo con pequeños bocados. Tanto le gustó que a partir de entonces ordenó que todos los mesones sirvieran algún alimento junto al vino.

Otras leyendas hacen mención a Alfonso XIII, que de camino a Cádiz hizo una parada en una taberna de San Fernando. Había tantas moscas que el rey le pidió al mesero que tapara su vaso con una loncha de lo primero que tuviera a mano, que resultó ser queso. El buen hombre le dijo: “majestad, aquí tiene usted su tapa” y así habrían quedado “oficialmente” inventadas.

¿Cuál es el verdadero origen de las tapas?

Al igual que otros platos característicos de nuestra gastronomía como la tortilla de patatas, las tapas han suscitado toda una serie de rumores, leyendas urbanas y mitos que no pueden documentarse de ninguna forma. Lo que sí sabemos es que la costumbre de abrir el apetito con pequeños bocados antes de la comida principal es propia de los pueblos árabes y judíos medievales y que la literatura está plaga de ejemplos.

En este sentido, Cervantes nos relata el encuentro de Don Quijote y Sancho Panza con unos peregrinos que iban provistos de vino, queso, aceitunas, frutos secos y cecina, alimentos salados que aumentaban la sed y que eran llamados “incitativos”. Quevedo en su “Vida del Buscón” nos habla de los “avisillos”, pequeños platos que cumplían la misma función. De ahí a una tapa, pintxo o banderilla no hay demasiada distancia.

¿Origen andaluz? ¿Cántabro?

Sin embargo, muchas teorías populares coinciden en localizar el origen de las tapas en Andalucía, más concretamente en la ciudad de Granada. O al menos allí es donde podemos encontrar el primer testimonio documental donde se define este concepto con el mismo significado que tiene en la actualidad. Nos estamos refiriendo a una publicación de 1911 de la revista La Alhambra, donde se habla del “trasiego de las cañas con sus tapas o aperitivos de la colambre”, entendiendo por caña un vaso de manzanilla y colambre como las ganas de beber.

Pero la cosa se complica más aún, ya que los establecimientos donde se servían el vino y las tapas eran conocidos como tiendas de montañés, que en un 90% estaban regentados por cántabros que habían emigrado al sur. En ellos el jerez se servía junto a tortillas, pescado frito y todo tipo de embutidos, gratis o por muy poco dinero.