El éxito de un restaurante está en el equipo. Boroa ha participado este año en Host 2018, el foro profesional que impulsa el Basque Culinary Center, y que muestra las mejores prácticas y las nuevas tendencias de la sala, en base a conferencias y talleres. Y ha sido una gran experiencia por todo lo que aprendes y las experiencias que contrastas.
Pero además, hemos tenido la oportunidad de transmitir en la ponencia “La huella de la tradición” la vivencia Boroa a través de la trayectoria de Asun Ibarrondo, desde sus inicios hasta el actual Boroa, en una puesta en escena en formato entrevista con Adela Balderas, un persona que apreciamos mucho por todo lo que nos ha aportado en mejora profesional.
Y en ese contexto Asun transmitió con la naturalidad que le caracteriza, conceptos sencillos, pero que ofrecen la verdadera naturaleza e importancia del trabajo en equipo más allá de lo que es la cocina.
En su charla en el Basque Culinary Center destacó una de las características que nos encanta destacar de Boroa, que la sala debe transmitir sensibilidad, saber escuchar y entender a cada comensal para que disfrute de la experiencia.
Asun Ibarrondo también hizo un repaso a toda su trayectoria profesional desde sus comienzos en 1966, a su paso en 1973 por el Rocamar de Algorta “donde Mari Tere, la maitre, era además nuestra profesora que nos inculcó la importancia de los detalles. Era como ahora ir a un tres estrella Michelin, allí me enamoré de mi profesión”. Llegó en 1988 al Hotel Boliña de Gernika, aunque no coincidió allí con Jabier Gartzia hasta 1991.
Aquel fue un reto importante y de calado ya que se partía de cero. Y si ambos aceptaron ese compromiso en común fue sobre dos premisas vestidas de advertencia. Asun nos confesó en Host 2018 que Javier Gartzia le dijo “confío en ti para vender mi cocina… y, le contesté, yo también quiero vender buena cocina”. Y así, 27 años de respeto.
Afirma con rotundidad que, “si transmites honestidad y trabajo, siempre aparece una oportunidad o la persona adecuada que te ayuda en los momentos de dificultad”. Y así llegó Jabier Gartzia a Boliña, primero, y para afrontar conjuntamente el reto de un caserío vacío en Amorebieta, que hoy es Boroa Jatetxea.
Sencillo y contundente. Como la respuesta a la pregunta de Adela Balderas que cerró esta ponencia-entrevista en el Basque Culinary Center.
¿Cómo haces para que después de tantos años te sigan brillando los ojos al hablar de la sala?
¡Me gusta! Es muy gratificante tratar con el cliente.