Cuando nos imaginamos las cocinas del futuro enseguida pensamos en muebles con diseños vanguardistas, encimeras con funciones digitales o asistentes robóticos que se encargan de hacernos la vida más fácil. Sin embargo, en la entrada de hoy vamos a hablar de las nuevas aplicaciones de las impresoras 3D, unas máquinas que se están abriendo terreno a pasos agigantados.
El motivo es que proporcionan multitud de funcionalidades distintas: desde la fabricación de vanguardistas dispositivos sanitarios a la elaboración de los más complejos diseños mecánicos. Quien sabe, a lo mejor dentro de unos años la impresión de comida es tan habitual como hoy en día utilizar un horno o microondas.
¿Es posible imprimir la comida?
La tecnología de impresión 3D existe desde hace más de tres décadas, aunque la bajada de precios que ha permitido su popularidad es mucho más reciente. Y claro, la posibilidad de imprimir nuestra comida es algo que puede revolucionar por completo el concepto de la gastronomía. Hoy en día ya existen varias máquinas que son capaces de imprimir figuritas de azúcar que además de muy elegantes son totalmente comestibles, sin embargo aún quedan muchos años para que esta opción sea realmente interesante.
¿Cuál es el problema que tenemos en la actualidad? Pues la enorme dificultad a la hora de combinar distintos productos que poseen distintas texturas y requieren diferentes temperaturas para cocinarse. En este sentido, los materiales que podemos utilizar son muy limitados por lo que este sueño de imprimir nuestra propia comida está aún lejos de convertirse en realidad.
Avances de la impresión 3D en el mundo gastronómico
El Edible Grouth Proyect es bastante ambicioso y se basa en la implantación de semillas de plantas y esporas de hongos para que la impresora pueda crear un producto comestible y trabajar con él. Sin embargo, esto no le da capacidad para imprimir la comida capa a capa.
Otro proyecto que nos llama la atención es el de Memphis Meat, una compañía norteamericana que ha conseguido crear carne en laboratorio. Este producto posee auténticas proteínas animales sin necesidad de tener que sacrificar a ninguno, un gran paso para los defensores de sus derechos.
También tenemos una iniciativa de Impossible Foods que intenta producir carne a partir de células de animales. Para que nos hagamos una idea, sería una forma de “cultivar” este alimento, un concepto igualmente revolucionario. El principal escollo en todos estos casos es el mismo: se trata de procesos muy complicados de conseguir y por tanto son carísimos. Al menos, a día de hoy.
El principal problema de imprimir alimentos
Las impresoras 3D están diseñadas para trabajar con materiales plásticos, resinas y productos similares. Sin embargo, las que se modifican para el sector alimentario cuentan con unas especies de “mangas pasteleras” en miniatura, que son ideales para depositar salsas en un formato concreto, pero incapaces de cocinar alimentos. Es decir, que aunque se pueden elaborar galletas, caramelos o cualquier comida a partir de un único ingrediente en forma de pasta, estas máquinas son incapaces de elaborar platos más complejos.