En la entrada de hoy vamos a hablar sobre un tema que los amantes del queso sabrán apreciar. Y es que para que este maravilloso producto mantenga intactas sus propiedades de textura, aroma y sabor, es necesario que se tomen una serie de precauciones a la hora de conservarlo. Descubramos cuáles son.
 

Cuida la temperatura

La temperatura ideal para la conservación del queso varía según su tipo, pero para hacernos una idea, aquellos que tienen la pasta dura deberían estar en ambientes en torno a los 8-12 grados. Los quesos blandos, sin embargo, retienen mejor sus propiedades con temperaturas más bajas, sobre los 4-8 grados.
Si lo vamos a guardar en la nevera, debemos buscar la parte menos fría, que normalmente suele ser el cajón de la verdura.
 

Protégelo bien

Un queso que no está bien envuelto se resecará y agrietará, especialmente cuando lo metamos en el frigorífico, por lo tanto es necesario envolverlo bien. Para ello, lo más fácil es usar el propio envase original del queso. De no ser así podemos recurrir al papel film transparente, con cuidado de no apretar demasiado para evitar la aparición del moho, o al de aluminio.
También podemos conservar el queso en un recipiente hermético, como los famosos tappers, aunque en este caso tenemos que andar con mucho ojo con los quesos más blandos, ya que la falta de oxígeno los pueden hacer fermentar, provocando un olor desagradable.
 

El tiempo máximo de conservación

Obviamente, no todos los quesos se conservan igual durante un determinado tiempo. Los más pequeños, poco curados, de pasta blanda o bajos en grasa son aquellos que aguantan menos y por lo general no es aconsejable que estén más de tres semanas en frío.
Los quesos de cabra de gran tamaño, de un kilo o más, se pueden conservar sin problemas durante dos meses. De hecho, cuanto más grande sea el queso, más aguantará.
Los quesos de oveja son los que más tiempo se pueden conservar, siempre que sean de al menos un kilo. Pueden durar meses, dependiendo de lo dura que sea su pasta y de lo grasa de su leche, dos factores que harán que sus cualidades permanezcan intactas por más tiempo.
 

¿Se debe congelar el queso?

Hay opiniones encontradas en torno a esta pregunta, sin embargo, en general se considera que aquellos quesos que son blandos o muy cremosos se pueden congelar para evitar que se estropeen, aunque en el proceso pierdan parte del sabor y aroma original. En cuanto a los quesos duros, si los congelamos, una vez que los cortemos además se desmenuzarán.
En todo caso, si optamos por esta opción es conveniente hacerlo en pequeñas porciones, que podremos descongelar a medida que vayamos a consumir.
 

Consumir un queso conservado en frío

Tenemos que atemperar los quesos que han sido descongelados o conservados en la nevera, para que así alcancen su grado óptimo. La temperatura ideal para consumir los quesos blandos está en torno a los 18-20 grados, mientras que para los duros se aconsejan 22 o 24. En general, cuanto más dura y grande sea la pieza, más tiempo se necesitará.