Si nos preguntan por los alimentos más caros del mundo, a muy pocos se nos viene a la mente la imagen de una patata. Es complicado pensar que un tubérculo entre dentro de esta categoría, pero las Bonnotte se pagan a precios desorbitados y los chefs de todo el mundo se pelean para hacerse con ellas. Su sabor salado es exquisito, su producción anual no llega a las 100 toneladas y se limita a la isla de Noirmoutier, en Francia. Sin duda, es esta exclusividad lo que hace que se alcancen tales cifras.
Origen de la Bonnotte
Su origen se remonta a las primeras décadas del siglo pasado. Esta patata llega a Noirmoutier en el año 1920 gracias a la astucia de un agricultor, que introdujo entre sus pertenencias una nueva variedad de la región de Barfleur. Con el paso del tiempo, se la empezó a llamar en la isla por diversos nombres, Bounotte o Bonnet, hasta que finalmente se impuso la denominación actual. Ya en los años 40 su sabor empieza a ser muy apreciado por los consumidores más selectos, situándola entre las mejores variedades de patatas del mundo.
No obstante, con los procesos de mecanización que sufre la agricultura, la Bonnotte acaba desechándose. ¿Los motivos? Se trataba de una patata demasiado frágil, que no se adaptaba a las nuevas máquinas y que por tanto tenía que seguir recogiéndose a mano. Esto puso en peligro la especie, que incluso llegó a desaparecer durante la década de los 60, después de más de 30 años de haber satisfecho las expectativas de los paladares más exigentes.
Resurgimiento de la especie
Pese a todos estos avatares, los agricultores de Noirmoutier jamás pudieron olvidar que la patata Bonnotte era algo más que un producto, era la razón de su fama, por lo que para revitalizar la economía de esta isla se decidieron a volver a “resucitarla de entre los muertos”. En este sentido, se creó la cooperativa agrícola de Noirmoutier, que colaboró con el Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas para recrear de idéntica manera este tubérculo del pasado, consiguiendo patatas de igual sabor y tamaño que las anteriores.
Cultivo tradicional
Los terrenos para el cultivo se preparan para principios de otoño, con un sustrato compuesto por algas y abonos. Meses después, las plantas se siembran en el día de la Candelaria, que suele coincidir normalmente con los comienzos de febrero.
El proceso de recolección no ha variado con el paso de los años y se sigue haciendo a mano, recogiéndose las patatas tres meses después de su siembra. Este método tradicional limita considerablemente la superficie cultivable y su rendimiento, que es muy inferior a otras cosechas tradicionales y justifica en parte su desmesurado precio.
La razón de su precio
Se han llegado a pagar precios desorbitados por un kilo de estas patatas. Algunos lotes han llegado a alcanzar cantidades superiores a los 2.000 euros, algo realmente asombroso si tenemos en cuenta que se tratan de patatas. Sin embargo, los precios “normales” para las patatas Bonnotte suelen ser muy inferiores, en torno a los 50 euros para los lotes más modestos y los 500 para lo que tienen una gran calidad. Sin embargo, al realizarse la venta por subastas, los precios que se pagan varían enormemente de un año para otro.