El paso del tiempo y la evolución de nuestra sociedad ha propiciado que muchos platos tradicionales hayan desaparecido prácticamente de nuestras mesas. En algunos casos, esto se debe a lo complicado de su elaboración o cambio de gustos, por lo que se reservan para ocasiones especiales y poco más. En la entrada de hoy vamos a hablar de los talos de maíz, un alimento básico de la dieta vasca durante cuatro siglos que corre un grave peligro.
El maíz y el trigo
Los terrenos elevados de la cornisa cantábrica nunca fueron óptimos para el cultivo del trigo, por lo que el pan se elaboraba normalmente con mijo, castañas, cebada, centeno o escanda. El maíz llegó al País Vasco a principios del siglo XVII proveniente de América y supuso toda una revolución en la agricultura. Se adaptó sin problemas al clima húmedo y se convirtió en la base alimentaria de la región, tanto de su población como el ganado.
Los talos y nuestros abuelos
Los talos eran muy sencillos de preparar y formaban parte del desayuno, almuerzo y cena de los hogares más humildes hasta mediados del siglo pasado. Estas tortas de harina de maíz sustituían por completo al pan en las familias campesinas, que por su situación no podían acceder a otros tipos de alimentos. Curiosamente, en la actualidad se han cambiado las tornas, y ahora podemos ver a cientos de personas haciendo colas en las romerías de Santo Tomás para disfrutar de un talo artesanal.
Preparación tradicional
Los talos estaban formados por maíz tostado molido, agua y sal, que se cocinaban sobre las cenizas del fuego o una plancha caliente conocida como talo-burni. Como se hacían en muy poco tiempo y no necesitaban horno, su popularidad aumentó en muy poco tiempo. Como hemos visto, sustituyó al pan blanco en el ámbito rural, donde se desayunaba talo-zopak, o talos remojados en leche, se almorzaba alubias con talos rellenos de tocino y se cenaba talos con sobras acompañados de unas gachas de maíz.
¿Dónde comer talos hoy en día?
Los talos apenas tienen presencia en los hogares vascos y navarros, aunque en algunas zonas como Mungia, Gamiz-Fika, Ataun o Amaiur aún se cultivan variedades autóctonas de maíz molido en molinos de piedra. Ha dejado de ser un alimento básico y se ha convertido en un reclamo para fiestas populares, donde se sirven talos con chorizo, txistorra, queso o chocolate. Están muy ricos, pero se preparan en enormes cantidades y su sabor no le hace justicia al original.
No te lo pienses más, ven a Boroa
Si quieres probar el delicioso sabor de los talos de toda la vida (de los que preparaban nuestras abuelas) combinados con un toque de modernidad, no dudes en pasarte por Boroa. Aquí podrás disfrutar de un maravilloso plato de talo de steak tartar, que aporta un sabor fresco y original a la receta tradicional. Y todo ello en un marco espectacular: un caserío del siglo XV bellamente restaurado y unos exteriores de ensueño. ¡Te esperamos!